Apreciados
estudiantes: a continuación presento el siguiente material de apoyo para las
exposiciones 1 y 2
Cada grupo debe
realizar un mapa mental en lámina de papel bond sobre el tema
asignado según el grupo establecido .Presentarlo y explicarlo en una exposición
los días lunes y miércoles
Corrientes Filosóficas Sociales.
Pensamiento Social Clásico Griego.
Equipo N.1 Filosofía de Platón-
Sociedad y Política
Equipo N.2 Filosofía de Aristóteles-
Sociedad y Política
2.1
Pensamiento social clásico griego
Lo original del
pensamiento griego en el siglo VI a. de J.C. consiste en que una serie de
filósofos van a intentar explicar el mundo (incluyendo los seres vivos, objetos
e ideas) prescindiendo de las fuerzas divinas a las que recurren las
explicaciones míticas. De esta manera van a surgir las primeras explicaciones
científicas, racionales, que si bien un tanto ingenuas en este momento, van a
poner los cimientos de lo que hoy en día consideramos como ciencia Occidental
Los griegos iniciaron la
filosofía occidental, creyendo alguno de ellos que fueron los que descubrieron
al hombre, ahora bien, el hombre para los griegos sólo es un ciudadano, porque
fuera de la ciudad, pensaban, como Aristóteles, que el humano estaba entre
animal y dios.
Este pensamiento griego
liderado por Platón dio importancia a la razón, considerando al hombre el único
ser capaz de adquirir conocimiento verdadero
fundado en la razón, aunque Aristóteles precisó que existen tres cosas
fundamentales: la naturaleza, el habito y la razón, ésta última es lo que
utiliza el hombre para, si lo considera necesario o preferible, ir contra
alguna de las otras dos y gracias a la ciencia desarrollarse, a diferencia de
los animales que sólo pueden ser naturaleza pura con alguna pequeña cantidad de
hábitos.
Filosofía de
Platón- Sociedad y Política
Platón nos expone su teoría política, - que será revisada en sus obra “la República”, obra perteneciente a su
período de madurez. La República es una obra que tiene por objeto de discusión
determinar en qué consiste la justicia. Consta de diez libros que
podemos agrupar en cinco partes, según los temas tratados: a) el libro primero
en el que se plantea el tema de qué es la justicia sería una especie de
prólogo, al que seguirían b) los libros II, III, y IV que tendrían por objeto
estudiar la justicia en la ciudad ideal, c) cuyas formas de organización, de
gobierno, características de sus clases sociales, etcétera, se establecerán en
los libros V , VI y VII; d) estudiando posteriormente los males que arrastran a
las ciudades hacia la ruina, la injusticia, en los libros VIII y IX; e)
terminando la obra con la condena de la poesía y de aquellas formas de arte que
no muestran una mala imagen de las cosas, así como con una reflexión sobre el
destino final del alma.
Definición de Hombre
El hombre es un ser
social que solo alcanza su perfección en la ciudad, de modo comunitario. El
Estado es el único capaz de armonizar y dar consistencia a las virtudes
individuales. Platón diseña la estructura de su República ideal compuesta de tres
clases sociales: los filósofos, los
guerreros y los artesanos. Los primeros tienen el mando del gobierno
general, pues su virtud es la sabiduría,
los guerreros velan por el orden y la defensa (su virtud es la fortaleza), y los artesanos, pueblo
llano, son dirigidos por la templanza,
virtud que ha de ser común a todos
Definición
de sociedad
Es el medio de vida
"natural" del hombre. Si atendemos a las características de la vida
humana, en efecto, podremos observar que el hombre no es autosuficiente, ni en
cuanto a la producción de bienes materiales necesarios para su supervivencia,
ni en cuanto a los aspectos morales y espirituales que hacen de la vida del
hombre algo propiamente humano. Las tendencias que inclinan al hombre al amor,
a la amistad, a la convivencia en general, son tendencias naturales, por lo que
no tendría sentido pensar que el medio, necesariamente social, en el que se
desarrollan, fuera algo no-natural. Esta teoría de la "sociabilidad
natural" del hombre será mantenida posteriormente también por Aristóteles.
Definición
de la política.
El
"arte de la política" para Platón, se encuentra muy emparentado
al concepto de educación. En un primer momento, destaca que esta
disciplina es un conocimiento esencial para todos los hombres, y la
representa solamente como un elemento más de la educación. Pero su
concepción cambia, para convertirse en "el arte de conducir a la sociedad
humana", estableciendo que puede ser impartida mediante la obligación y
la violencia, pero también a través de la voluntad de los hombres libres.
Una
concepción más acabada que termina estableciendo es que la política es
el arte de gobernar a los hombres con su consentimiento.
En
cuanto al político, Platón establece que es aquél que conoce ese difícil arte,
destacando que lo que lo define no es su función, sino sus cualidades. De
su experiencia, destacará que muchas veces serán mucho más importantes
cualidades, como la falta de ambición e intriga; destacando que las virtudes
morales, son en definitiva las que deben regir el alma de los gobernantes
para evitar que los mismos se desvíen y sean sometidos por bajas pasiones que
los lleven a ser malos dirigentes. "El gobierno será perfecto
cuando en él aparezca la virtud de cada individuo, es decir, cuando sea
fuerte, prudente y justo" (Platón, La
República, libro VI)
Asimismo,
la política no se confunde con otras ciencias. Platón establece que hay
diversas ciencias que no son políticas:
· La
política no es ciencia militar, ya que la primera puede definir la guerra o
la paz, en tanto que los estrategas militares les corresponderá (una vez que la
misma se declare) definir sus estrategias para ganarla.
· La
política no es tampoco la jurisprudencia, ya que este arte de "hacer
leyes" le es complementario. La política definirá en gran medida cuáles
son las leyes que deben existir, mientras que los encargados de impartir
justicia sólo deben atenerse a las mismas para dictar sentencia.
· La
política tampoco es el culto divino, ya que éste solo se ocupa de realizar los
oficios religiosos permanentes, por lo que es inferior a la política.
Cabe
destacar que Platón sólo representa el ideal de educación en el sistema
político, no es que menoscabe la importancia de diferentes ciencias, lo que sí
destaca que éstas últimas solo son complementarias a la política, que
es la ciencia principal: "La política no se confunde con una
serie de ciencias, de técnicas o de artes vecinas, las cuales, en el
espíritu de Platón, le están netamente subordinadas" (Prélot,
Marcel, Historia de las ideas políticas, Cap. V,Buenos Aires,
La Ley, 1971, p.75.)
El
poder del gobernante.
La virtud moral del gobernante era importante para Platón, al igual
que la educación; establece que el poder está legitimado sobre la base de la
educación, sólo los más educados de la sociedad podrán ocuparse de regir la
vida de los demás habitantes, pero éstos a su vez deberán ocuparse de los que
no han sido beneficiados con esta cualidad, para ayudarlos a acceder a lo que
Platón denomina el "mundo de las ideas", en donde se encuentra la
idea del bien (bien supremo) que debe regir la vida de los individuos.
Asimismo, establece
Platón nadie puede vivir a su libre antojo, deben existir leyes y reglas claras
que regulen la vida libre de los individuos, ya que es engañoso pensar que los
individuos pueden ser observadores de las leyes más severas si se autodirigen.
¿Cómo sería, pues,
la ciudad ideal? Dado que la ciudad debe existir para satisfacer las
necesidades de los hombres, ya que éstos no son independientes unos de otros ni
autosuficientes para abastecerse, el primer fin que debe garantizar toda
sociedad es un fin económico.
Los hombres tienen
diferentes capacidades y habilidades, siendo preferible que cada uno desarrolle
las que posee por naturaleza, lo que introduce la división del trabajo en la
organización de la sociedad. En una ciudad ideal deberán existir, por lo tanto,
todo tipo de trabajadores: granjeros, carpinteros, labradores, herreros, etc.,
de modo que todas las necesidades básicas que de garantizadas, posee una ciudad
ideal no puede faltar de nada.
Sin embargo, una
sociedad que sólo atendiera las necesidades materiales básicas sería una
sociedad demasiado dura, pues el hombre necesita también satisfacer otras
tendencias de su naturaleza relacionadas con el arte, la poesía, la diversión
en general, etc.. El fin de la ciudad, que comienza siendo estrictamente
económico, no se limita a la producción de bienes, sino que se encamina más
bien a hacer posible una vida feliz para el hombre.
A medida que la
sociedad aumenta en número de ciudadanos, los recursos necesitan ser ampliados,
lo que puede dar lugar a la conquista de territorios vecinos para satisfacer
las necesidades de todos, conduciendo a la guerra; pero si seguimos el mismo
principio de división del trabajo tendrá que haber especialistas en la guerra,
que sean los encargados exclusivamente de las actividades bélicas, a los que
Sócrates llamará guardianes de la ciudad. Falta todavía algo en esta ciudad
ideal: determinar quiénes serán los encargados de gobernarla. A la clase de los
artesanos y de los guardianes hemos de añadir una tercera clase, la de los
gobernantes.
Éstos serán
elegidos de entre los mejores de los guardianes, que serán llamados desde
entonces "auxiliares", reservando el de guardianes para la clase de
los gobernantes. Del análisis de las necesidades sociales que debe cubrir una
sociedad ideal deduce pues, la necesaria existencia de tres clases sociales: la
de los artesanos, la de los guerreros o auxiliares, y la de los gobernantes o
guardianes. Pero cada una de estas clases ha de tener unas características
distintas a las que poseen en la sociedad actual.
La clase de los
artesanos, que generalmente realiza las actividades productivas pero no obtiene
los beneficios económicos de su producción, lo que es fuente de conflictos, ha
de ser en la ciudad ideal la poseedora de la riqueza; del mismo modo será la
única clase que tenga derecho a la propiedad privada y a la familia; y ha de
permitírsele disfrutar de los goces materiales que derivan de la posesión de la
riqueza.
La clase de los guerreros o auxiliares, por el
contrario, no puede tener acceso la riqueza, para evitar la tentación de
defender sus intereses privados en lugar de los intereses colectivos, y
terminar utilizando la fuerza contra los ciudadanos; estarán desprovistos de
propiedad privada, y tampoco tendrán familia, debiendo vivir en unos barracones
en los que tengan todo lo necesario para realizar sus actividades, en los que
vivirán de forma comunitaria, compartiéndolo todo hombres y mujeres, pues no
hay ninguna razón para excluir a las mujeres de ningún tipo de actividad, ya
que tanto en el hombre como en la mujer se encuentran similares dones o
cualidades naturales, igualmente útiles para la ciudad.
Tampoco la clase de
los verdaderos guardianes o gobernantes tendrá acceso a la propiedad privada ni
a la familia, debiendo velar únicamente por el buen gobierno de la ciudad;
deberán centrarse en el estudio a fin de conocer lo bueno para gobernar
adecuadamente la ciudad, por lo que su vida estará alejada de todas las
comodidades innecesarias para cumplir su función.
¿Cómo se
determinará quiénes han de pertenecer a una u otra de estas clases sociales?
Será necesario para ello establecer un proceso educativo en el curso del cual
se podrá determinar qué tipo de naturaleza tiene cada hombre y, por lo tanto, a
qué clase social ha de pertenecer.
Aquí se establece una
comparación entre la naturaleza del Estado y la naturaleza del individuo: del
mismo modo que en el estado encontramos tres clases sociales, encontramos en el
individuo tres partes del alma, correspondiéndole una virtud a cada una de
ellas. El paralelismo entre la moral individual y la moral del Estado permite
establecer que la virtud que corresponde a cada clase social ha de corresponder
a los individuos que la constituyen.
La virtud de la clase los artesanos es la
templanza, es decir, el disfrute con moderación de los bienes materiales; la
virtud propia de la clase de los guerreros o auxiliares es la valentía o
coraje; y la virtud propia de los verdaderos guardianes gobernantes es la
sabiduría.
Habiendo
determinado la virtud que corresponde a cada clase social estaremos en
condiciones de determinar en qué puede consistir la justicia en la ciudad
ideal: la justicia consistirá, no pudiéndose identificar con la sabiduría, ni
con el coraje, ni con la templanza, en que cada clase social (y cada ciudadano
) se ocupe de la tarea que le corresponde. La injusticia consistirá en la
injerencia arbitraria de una clase social en las funciones de otra: que los auxiliares
o los artesanos pretendan gobernar, por ejemplo.
Si la pertenencia a
una clase social viene determinada por la naturaleza del alma, y no por
herencia, una sociedad tal ha de dar una importancia primordial a la educación.
Será, en efecto, a través de ese proceso educativo como se seleccionen los
individuos que han de pertenecer a cada clase social, en función de su tipo de
alma; y qué tipo de educación ha de recibir cada individuo en función de la
clase social a la que deba pertenecer.
En la República
establece Platón detalladamente el programa de estudios que debería imperar en
la ciudad ideal, haciendo especial hincapié en la educación de los gobernantes.
Todos los niños y niñas deberían recibir inicialmente la misma formación.
Platón considera que la educación recibida en los primeros años de la vida es
fundamental para el desarrollo del individuo, por lo que en la ciudad ideal
nadie ha de ser privado de ella, ni en razón de su sexo ni por ninguna otra
causa: el proceso educativo tiene, al mismo tiempo que un objetivo formativo,
la misión de determinar qué tipo de alma predomina en cada individuo, es decir,
su naturaleza, en virtud de la cual formará parte de una u otra clase social.
Esa educación
correrá a cargo del Estado, en ningún caso a cargo de las familias, para evitar
las influencias negativas que suponen las narraciones que las madres y las niñeras
cuentan a los niños pequeños. Los niños deben comenzar su proceso educativo a
través de actividades de juegos, para lo cual los educadores de la ciudad ideal
elegirán aquellos juegos que consideren adecuados para desarrollar en los niños
la comprensión de las normas de los juegos y, con ello, un primer acercamiento
al valor y sentido de la ley.
Las primeras enseñanzas que recibirán se
centrarán en torno a la poesía y la música. No obstante, el uso que hacen los
poetas del lenguaje les permite esconder todo tipo de narraciones, incluso
aquellas que pueden resultar negativas, bajo la belleza y el encanto de sus
palabras, por lo que puedan resultar muy perniciosos; esa es la razón de que la
poesía se vea gravemente censurada en la ciudad ideal de Platón.
Corresponderá a los
educadores de la ciudad ideal determinar qué tipo de poemas se deben estudiar:
aquellos adecuados para suscitar el amor a cualquier manifestación de la
virtud. La música formará parte también del educación, analizando la forma y el
ritmo de los poemas y el acompañamiento que les resulte necesario. El estudio
del ritmo y la armonía suscitará en ellos una elevación hacia la comprensión y
el respeto de las obras bellas y puras, lo que les alejará del vicio.
El amor por la
belleza desarrollará en ellos la generosidad, la grandeza de alma, la
moderación y el coraje. A estas enseñanzas se unirá la educación física que,
agilizando y fortaleciendo el cuerpo contribuirá a desarrollar mejor las
virtudes del alma. Todo ello se acompañará de una alimentación correcta con el
objetivo de mantener la salud, y hacer de la medicina un recurso secundario.
A lo largo de este
proceso educativo algunos niños tendrán tendencia a abandonar sus estudios, que
les resultarán difíciles y aún odiosos, mientras que otros irán desarrollando
un entusiasmo cada vez mayor en torno al conocimiento. Los primeros pasarán a
formar parte de la clase de los artesanos, habiendo mostrado una mayor
inclinación hacia el contacto con lo material; los que persistan en sus
estudios pasarán a formar parte de la clase de los guardianes o auxiliares.
La perseverancia en
el estudio, entre los que pertenecen a la clase de los guardianes, pone de
manifiesto que en el individuo predomina el alma racional, por lo que serán
éstos los elegidos para formar la clase de los gobernantes, quienes serán
sometidos a un proceso educativo que comenzará con el estudio de las
matemáticas y terminará con el estudio de la dialéctica, con el conocimiento de
las Ideas.
En el caso de que
alguien perteneciente a la clase los gobernantes perdiera posteriormente ese
interés por el estudio y por el conocimiento, pasaría a formar parte de la
clase inferior, la de los auxiliares o guardianes. Lo mismo ocurriría con
quien, perteneciendo la clase de los guardianes, mostrara una mayor inclinación
hacia el disfrute de los bienes materiales, que pasaría a formar parte entonces
de la clase de los artesanos.
La tarea de
gobernar recaerá, pues, sobre aquellos que conozcan las Ideas, es decir, sobre
los filósofos. Es ésta una de las características novedosas de la República y
que, al chocar frontalmente con la práctica habitual en la época, merece una
explicación que nos ofrece Platón en el libro VI. El filósofo pasa por ser un
personaje extravagante, en la Atenas de la época, y ocupado en sus estudios e
investigaciones no parece ser el individuo idóneo para dirigir la ciudad.
Pero en la ciudad
ideal, que ha de ser gobernada de acuerdo con la Idea de Bien, los únicos que
alcanzan ese conocimiento son los filósofos por lo que, por paradójico que
parezca, ha de ser a ellos a quienes les corresponda gobernar, pues son los
únicos que alcancen el conocimiento de dicha Idea. La mejor forma de gobierno
posible es aquella en la que un filósofo gobierne; pero si no es posible que
uno sólo destaque sobre los demás, el gobierno deberá ser ejercido por varios
filósofos y durante un corto período de tiempo, para evitar todos los males que
genera la persistencia en el poder.
Formas
de Gobierno
En función de lo
dicho lo largo de la República, en torno a la ciudad ideal, Platón realiza un análisis de las formas de
gobierno, que irá graduando desde la mejor hasta la peor.
En primer lugar
sitúa la aristocracia, es decir, el
gobierno de los mejores, que vendría representado por el gobierno de la
República ideal; en ella los mejores son los que conocen las Ideas, los
filósofos, y su gobierno estaría dominado por la sabiduría.
La segunda mejor
forma de gobierno la representaría la
timocracia, el gobierno de la clase los
guardianes, que no estaría ya dirigida por la sabiduría, sino por la virtud
propia de la parte irascible del alma, que es la propia de dicha clase,
abriendo las puertas al desarrollo de la
ambición, que predominaría en la siguiente forma de gobierno, la oligarquía, el gobierno de los
ricos, y cuyo único deseo se cifra en la acumulación
de riquezas.
Posteriormente
encontramos la democracia, cuyo lema
sería la libertad e igualdad entre todos los individuos y cuyo resultado, según
Platón, es la pérdida total del sentido
de los valores y de la estabilidad social. No cabe duda de que Platón tiene
en mente la democracia ateniense que tan odiosa le resultó después de la
condena de Sócrates, aprovechando para satirizar el predominio de los
discípulos de los sofistas en la vida pública.
Por último, en el
lugar más bajo de la escala, se encuentra la
tiranía, que representaría el gobierno del despotismo y de la ignorancia,
dominado el tirano por las pasiones de la parte más baja del alma, dando lugar
al dominio de la crueldad y de la brutalidad.
En el
Político nos ofrecerá otra clasificación de las formas de gobierno, según el
criterio de la buena ordenación del gobierno, es decir, del respeto de las
leyes. El gobierno puede estar en manos de uno, de varios, o de muchos. Si
respetan las leyes la monarquía es el
mejor, seguido de la oligarquía y, en
último lugar, de la democracia, por lo
que la democracia es catalogada como la peor forma de los gobiernos que tienen
ley; pero si no se respetan las leyes entonces la
jerarquía se invierte, siendo mejor la
democracia, peor la oligarquía y, en último lugar, la tiranía.En Las Leyes
se amplían algunos de los aspectos tratados en la República, respecto a la
educación, el análisis y las funciones de la guerra, el endurecimiento de las
leyes, etc., en una dirección en la que predomina el pesimismo acerca de la
posibilidad de implantar la ciudad ideal de la República y en la que Platón
tienden hacia consideraciones prácticas, a veces difícilmente conciliables con
la vida real, en el intento de construir una sociedad perfecta aislada del
tiempo y del espacio y de todo posible devenir.
En conclusión,
Los principios
fundamentales de la filosofía platónica son: que el fin supremo de la existencia es la virtud, que la virtud es
sinónimo de conocimiento, y que el intelecto, órgano del conocimiento, es el
factor dominante en el hombre. Platón aplicó tales principios en sus
tres diálogos políticos: "La República", "El Político" y
"Las Leyes".
Tomado
del los siguientes Blog
http://hombresociedadcienciaytecnologia.blogspot.com/2009/05/unidad-2-corrientes-filosoficas_2817.html
http://hombre-sociedad-ciencia-y-tecnologia.blogspot.com/2010/11/unidad-ii-corrientes-filosoficas.html
http://hombreysociedadyaracuy.blogspot.com/2010/12/corrientes-filosoficas-sociales.html
http://hombreysociedadsh.blogspot.com/2009/05/semana-6-corrientes-filosoficas.html