miércoles, 26 de marzo de 2014

unidad II CORRIENTES FILOSÓFICAS SOCIALES

Apreciados estudiantes: a continuación presento el siguiente material de apoyo para las exposiciones 1 y 2
Cada grupo debe realizar un mapa mental en lámina de papel bond sobre el tema asignado según el grupo establecido .Presentarlo y explicarlo en una exposición los días lunes y miércoles

Corrientes Filosóficas Sociales. Pensamiento Social Clásico Griego.
Equipo N.1 Filosofía de Platón- Sociedad y Política
Equipo N.2 Filosofía de Aristóteles- Sociedad y Política

2.1 Pensamiento social clásico griego   
Lo original del pensamiento griego en el siglo VI a. de J.C. consiste en que una serie de filósofos van a intentar explicar el mundo (incluyendo los seres vivos, objetos e ideas) prescindiendo de las fuerzas divinas a las que recurren las explicaciones míticas. De esta manera van a surgir las primeras explicaciones científicas, racionales, que si bien un tanto ingenuas en este momento, van a poner los cimientos de lo que hoy en día consideramos como ciencia Occidental
    Los griegos iniciaron la filosofía occidental, creyendo alguno de ellos que fueron los que descubrieron al hombre, ahora bien, el hombre para los griegos sólo es un ciudadano, porque fuera de la ciudad, pensaban, como Aristóteles, que el humano estaba entre animal y dios.
    Este pensamiento griego liderado por Platón dio importancia a la razón, considerando al hombre el único ser capaz de adquirir conocimiento verdadero  fundado en la razón, aunque Aristóteles precisó que existen tres cosas fundamentales: la naturaleza, el habito y la razón, ésta última es lo que utiliza el hombre para, si lo considera necesario o preferible, ir contra alguna de las otras dos y gracias a la ciencia desarrollarse, a diferencia de los animales que sólo pueden ser naturaleza pura con alguna pequeña cantidad de hábitos.

Filosofía de Platón- Sociedad y Política
Platón nos expone su teoría política, - que será revisada en sus obra  “la República”, obra perteneciente a su período de madurez. La República es una obra que tiene por objeto de discusión determinar en qué consiste la justicia. Consta de diez libros que podemos agrupar en cinco partes, según los temas tratados: a) el libro primero en el que se plantea el tema de qué es la justicia sería una especie de prólogo, al que seguirían b) los libros II, III, y IV que tendrían por objeto estudiar la justicia en la ciudad ideal, c) cuyas formas de organización, de gobierno, características de sus clases sociales, etcétera, se establecerán en los libros V , VI y VII; d) estudiando posteriormente los males que arrastran a las ciudades hacia la ruina, la injusticia, en los libros VIII y IX; e) terminando la obra con la condena de la poesía y de aquellas formas de arte que no muestran una mala imagen de las cosas, así como con una reflexión sobre el destino final del alma.
Definición de  Hombre

El hombre es un ser social que solo alcanza su perfección en la ciudad, de modo comunitario. El Estado es el único capaz de armonizar y dar consistencia a las virtudes individuales. Platón diseña la estructura de su República ideal compuesta de tres clases sociales: los filósofos, los guerreros y los artesanos. Los primeros tienen el mando del gobierno general, pues su virtud es la sabiduría, los guerreros velan por el orden y la defensa (su virtud es la fortaleza), y los artesanos, pueblo llano, son dirigidos por la templanza, virtud que ha de ser común a todos

Definición de  sociedad
Es el medio de vida "natural" del hombre. Si atendemos a las características de la vida humana, en efecto, podremos observar que el hombre no es autosuficiente, ni en cuanto a la producción de bienes materiales necesarios para su supervivencia, ni en cuanto a los aspectos morales y espirituales que hacen de la vida del hombre algo propiamente humano. Las tendencias que inclinan al hombre al amor, a la amistad, a la convivencia en general, son tendencias naturales, por lo que no tendría sentido pensar que el medio, necesariamente social, en el que se desarrollan, fuera algo no-natural. Esta teoría de la "sociabilidad natural" del hombre será mantenida posteriormente también por Aristóteles.
Definición de la política.
El "arte de la política" para Platón, se encuentra muy emparentado al concepto de educación. En un primer momento, destaca que esta disciplina es un conocimiento esencial para todos los hombres, y la representa solamente como un elemento más de la educación. Pero su concepción cambia, para convertirse en "el arte de conducir a la sociedad humana", estableciendo que puede ser impartida mediante la obligación y la violencia, pero también a través de la voluntad de los hombres libres.
Una concepción más acabada que termina estableciendo es que la política es el arte de gobernar a los hombres con su consentimiento.
En cuanto al político, Platón establece que es aquél que conoce ese difícil arte, destacando que lo que lo define no es su función, sino sus cualidades. De su experiencia, destacará que muchas veces serán mucho más importantes cualidades, como la falta de ambición e intriga; destacando que las virtudes morales, son en definitiva las que deben regir el alma de los gobernantes para evitar que los mismos se desvíen y sean sometidos por bajas pasiones que los lleven a ser malos dirigentes. "El gobierno será perfecto cuando en él aparezca la virtud de cada individuo, es decir, cuando sea fuerte, prudente y justo" (Platón, La República, libro VI)
Asimismo, la política no se confunde con otras ciencias. Platón establece que hay diversas ciencias que no son políticas:
·  La política no es ciencia militar, ya que la primera puede definir la guerra o la paz, en tanto que los estrategas militares les corresponderá (una vez que la misma se declare) definir sus estrategias para ganarla.
·  La política no es tampoco la jurisprudencia, ya que este arte de "hacer leyes" le es complementario. La política definirá en gran medida cuáles son las leyes que deben existir, mientras que los encargados de impartir justicia sólo deben atenerse a las mismas para dictar sentencia.
·  La política tampoco es el culto divino, ya que éste solo se ocupa de realizar los oficios religiosos permanentes, por lo que es inferior a la política.
Cabe destacar que Platón sólo representa el ideal de educación en el sistema político, no es que menoscabe la importancia de diferentes ciencias, lo que sí destaca que éstas últimas solo son complementarias a la política, que es la ciencia principal: "La política no se confunde con una serie de ciencias, de técnicas o de artes vecinas, las cuales, en el espíritu de Platón, le están netamente subordinadas" (Prélot, Marcel, Historia de las ideas políticas, Cap. V,Buenos Aires, La Ley, 1971, p.75.)

El poder del gobernante.
La virtud moral del gobernante era importante para Platón, al igual que la educación; establece que el poder está legitimado sobre la base de la educación, sólo los más educados de la sociedad podrán ocuparse de regir la vida de los demás habitantes, pero éstos a su vez deberán ocuparse de los que no han sido beneficiados con esta cualidad, para ayudarlos a acceder a lo que Platón denomina el "mundo de las ideas", en donde se encuentra la idea del bien (bien supremo) que debe regir la vida de los individuos.
Asimismo, establece Platón nadie puede vivir a su libre antojo, deben existir leyes y reglas claras que regulen la vida libre de los individuos, ya que es engañoso pensar que los individuos pueden ser observadores de las leyes más severas si se autodirigen.
La sociedad ideal
¿Cómo sería, pues, la ciudad ideal? Dado que la ciudad debe existir para satisfacer las necesidades de los hombres, ya que éstos no son independientes unos de otros ni autosuficientes para abastecerse, el primer fin que debe garantizar toda sociedad es un fin económico.
Los hombres tienen diferentes capacidades y habilidades, siendo preferible que cada uno desarrolle las que posee por naturaleza, lo que introduce la división del trabajo en la organización de la sociedad. En una ciudad ideal deberán existir, por lo tanto, todo tipo de trabajadores: granjeros, carpinteros, labradores, herreros, etc., de modo que todas las necesidades básicas que de garantizadas, posee una ciudad ideal no puede faltar de nada.
Sin embargo, una sociedad que sólo atendiera las necesidades materiales básicas sería una sociedad demasiado dura, pues el hombre necesita también satisfacer otras tendencias de su naturaleza relacionadas con el arte, la poesía, la diversión en general, etc.. El fin de la ciudad, que comienza siendo estrictamente económico, no se limita a la producción de bienes, sino que se encamina más bien a hacer posible una vida feliz para el hombre.
A medida que la sociedad aumenta en número de ciudadanos, los recursos necesitan ser ampliados, lo que puede dar lugar a la conquista de territorios vecinos para satisfacer las necesidades de todos, conduciendo a la guerra; pero si seguimos el mismo principio de división del trabajo tendrá que haber especialistas en la guerra, que sean los encargados exclusivamente de las actividades bélicas, a los que Sócrates llamará guardianes de la ciudad. Falta todavía algo en esta ciudad ideal: determinar quiénes serán los encargados de gobernarla. A la clase de los artesanos y de los guardianes hemos de añadir una tercera clase, la de los gobernantes.
Éstos serán elegidos de entre los mejores de los guardianes, que serán llamados desde entonces "auxiliares", reservando el de guardianes para la clase de los gobernantes. Del análisis de las necesidades sociales que debe cubrir una sociedad ideal deduce pues, la necesaria existencia de tres clases sociales: la de los artesanos, la de los guerreros o auxiliares, y la de los gobernantes o guardianes. Pero cada una de estas clases ha de tener unas características distintas a las que poseen en la sociedad actual.
La clase de los artesanos, que generalmente realiza las actividades productivas pero no obtiene los beneficios económicos de su producción, lo que es fuente de conflictos, ha de ser en la ciudad ideal la poseedora de la riqueza; del mismo modo será la única clase que tenga derecho a la propiedad privada y a la familia; y ha de permitírsele disfrutar de los goces materiales que derivan de la posesión de la riqueza.
 La clase de los guerreros o auxiliares, por el contrario, no puede tener acceso la riqueza, para evitar la tentación de defender sus intereses privados en lugar de los intereses colectivos, y terminar utilizando la fuerza contra los ciudadanos; estarán desprovistos de propiedad privada, y tampoco tendrán familia, debiendo vivir en unos barracones en los que tengan todo lo necesario para realizar sus actividades, en los que vivirán de forma comunitaria, compartiéndolo todo hombres y mujeres, pues no hay ninguna razón para excluir a las mujeres de ningún tipo de actividad, ya que tanto en el hombre como en la mujer se encuentran similares dones o cualidades naturales, igualmente útiles para la ciudad.
Tampoco la clase de los verdaderos guardianes o gobernantes tendrá acceso a la propiedad privada ni a la familia, debiendo velar únicamente por el buen gobierno de la ciudad; deberán centrarse en el estudio a fin de conocer lo bueno para gobernar adecuadamente la ciudad, por lo que su vida estará alejada de todas las comodidades innecesarias para cumplir su función.
¿Cómo se determinará quiénes han de pertenecer a una u otra de estas clases sociales? Será necesario para ello establecer un proceso educativo en el curso del cual se podrá determinar qué tipo de naturaleza tiene cada hombre y, por lo tanto, a qué clase social ha de pertenecer.
Aquí se establece una comparación entre la naturaleza del Estado y la naturaleza del individuo: del mismo modo que en el estado encontramos tres clases sociales, encontramos en el individuo tres partes del alma, correspondiéndole una virtud a cada una de ellas. El paralelismo entre la moral individual y la moral del Estado permite establecer que la virtud que corresponde a cada clase social ha de corresponder a los individuos que la constituyen.
 La virtud de la clase los artesanos es la templanza, es decir, el disfrute con moderación de los bienes materiales; la virtud propia de la clase de los guerreros o auxiliares es la valentía o coraje; y la virtud propia de los verdaderos guardianes gobernantes es la sabiduría.
Habiendo determinado la virtud que corresponde a cada clase social estaremos en condiciones de determinar en qué puede consistir la justicia en la ciudad ideal: la justicia consistirá, no pudiéndose identificar con la sabiduría, ni con el coraje, ni con la templanza, en que cada clase social (y cada ciudadano ) se ocupe de la tarea que le corresponde. La injusticia consistirá en la injerencia arbitraria de una clase social en las funciones de otra: que los auxiliares o los artesanos pretendan gobernar, por ejemplo.
Si la pertenencia a una clase social viene determinada por la naturaleza del alma, y no por herencia, una sociedad tal ha de dar una importancia primordial a la educación. Será, en efecto, a través de ese proceso educativo como se seleccionen los individuos que han de pertenecer a cada clase social, en función de su tipo de alma; y qué tipo de educación ha de recibir cada individuo en función de la clase social a la que deba pertenecer.
En la República establece Platón detalladamente el programa de estudios que debería imperar en la ciudad ideal, haciendo especial hincapié en la educación de los gobernantes. Todos los niños y niñas deberían recibir inicialmente la misma formación. Platón considera que la educación recibida en los primeros años de la vida es fundamental para el desarrollo del individuo, por lo que en la ciudad ideal nadie ha de ser privado de ella, ni en razón de su sexo ni por ninguna otra causa: el proceso educativo tiene, al mismo tiempo que un objetivo formativo, la misión de determinar qué tipo de alma predomina en cada individuo, es decir, su naturaleza, en virtud de la cual formará parte de una u otra clase social.
Esa educación correrá a cargo del Estado, en ningún caso a cargo de las familias, para evitar las influencias negativas que suponen las narraciones que las madres y las niñeras cuentan a los niños pequeños. Los niños deben comenzar su proceso educativo a través de actividades de juegos, para lo cual los educadores de la ciudad ideal elegirán aquellos juegos que consideren adecuados para desarrollar en los niños la comprensión de las normas de los juegos y, con ello, un primer acercamiento al valor y sentido de la ley.
 Las primeras enseñanzas que recibirán se centrarán en torno a la poesía y la música. No obstante, el uso que hacen los poetas del lenguaje les permite esconder todo tipo de narraciones, incluso aquellas que pueden resultar negativas, bajo la belleza y el encanto de sus palabras, por lo que puedan resultar muy perniciosos; esa es la razón de que la poesía se vea gravemente censurada en la ciudad ideal de Platón.
Corresponderá a los educadores de la ciudad ideal determinar qué tipo de poemas se deben estudiar: aquellos adecuados para suscitar el amor a cualquier manifestación de la virtud. La música formará parte también del educación, analizando la forma y el ritmo de los poemas y el acompañamiento que les resulte necesario. El estudio del ritmo y la armonía suscitará en ellos una elevación hacia la comprensión y el respeto de las obras bellas y puras, lo que les alejará del vicio.
El amor por la belleza desarrollará en ellos la generosidad, la grandeza de alma, la moderación y el coraje. A estas enseñanzas se unirá la educación física que, agilizando y fortaleciendo el cuerpo contribuirá a desarrollar mejor las virtudes del alma. Todo ello se acompañará de una alimentación correcta con el objetivo de mantener la salud, y hacer de la medicina un recurso secundario.
A lo largo de este proceso educativo algunos niños tendrán tendencia a abandonar sus estudios, que les resultarán difíciles y aún odiosos, mientras que otros irán desarrollando un entusiasmo cada vez mayor en torno al conocimiento. Los primeros pasarán a formar parte de la clase de los artesanos, habiendo mostrado una mayor inclinación hacia el contacto con lo material; los que persistan en sus estudios pasarán a formar parte de la clase de los guardianes o auxiliares.
La perseverancia en el estudio, entre los que pertenecen a la clase de los guardianes, pone de manifiesto que en el individuo predomina el alma racional, por lo que serán éstos los elegidos para formar la clase de los gobernantes, quienes serán sometidos a un proceso educativo que comenzará con el estudio de las matemáticas y terminará con el estudio de la dialéctica, con el conocimiento de las Ideas.
En el caso de que alguien perteneciente a la clase los gobernantes perdiera posteriormente ese interés por el estudio y por el conocimiento, pasaría a formar parte de la clase inferior, la de los auxiliares o guardianes. Lo mismo ocurriría con quien, perteneciendo la clase de los guardianes, mostrara una mayor inclinación hacia el disfrute de los bienes materiales, que pasaría a formar parte entonces de la clase de los artesanos.
La tarea de gobernar recaerá, pues, sobre aquellos que conozcan las Ideas, es decir, sobre los filósofos. Es ésta una de las características novedosas de la República y que, al chocar frontalmente con la práctica habitual en la época, merece una explicación que nos ofrece Platón en el libro VI. El filósofo pasa por ser un personaje extravagante, en la Atenas de la época, y ocupado en sus estudios e investigaciones no parece ser el individuo idóneo para dirigir la ciudad.
Pero en la ciudad ideal, que ha de ser gobernada de acuerdo con la Idea de Bien, los únicos que alcanzan ese conocimiento son los filósofos por lo que, por paradójico que parezca, ha de ser a ellos a quienes les corresponda gobernar, pues son los únicos que alcancen el conocimiento de dicha Idea. La mejor forma de gobierno posible es aquella en la que un filósofo gobierne; pero si no es posible que uno sólo destaque sobre los demás, el gobierno deberá ser ejercido por varios filósofos y durante un corto período de tiempo, para evitar todos los males que genera la persistencia en el poder.
Formas de Gobierno
En función de lo dicho lo largo de la República, en torno a la ciudad ideal, Platón realiza un análisis de las formas de gobierno, que irá graduando desde la mejor hasta la peor.
En primer lugar sitúa la aristocracia, es decir, el gobierno de los mejores, que vendría representado por el gobierno de la República ideal; en ella los mejores son los que conocen las Ideas, los filósofos, y su gobierno estaría dominado por la sabiduría.
La segunda mejor forma de gobierno la representaría la timocracia, el gobierno de la clase los guardianes, que no estaría ya dirigida por la sabiduría, sino por la virtud propia de la parte irascible del alma, que es la propia de dicha clase, abriendo las puertas al desarrollo de la ambición, que predominaría en la siguiente forma de gobierno, la oligarquía, el gobierno de los ricos, y cuyo único deseo se cifra en la acumulación de riquezas.
Posteriormente encontramos la democracia, cuyo lema sería la libertad e igualdad entre todos los individuos y cuyo resultado, según Platón, es la pérdida total del sentido de los valores y de la estabilidad social. No cabe duda de que Platón tiene en mente la democracia ateniense que tan odiosa le resultó después de la condena de Sócrates, aprovechando para satirizar el predominio de los discípulos de los sofistas en la vida pública.
Por último, en el lugar más bajo de la escala, se encuentra la tiranía, que representaría el gobierno del despotismo y de la ignorancia, dominado el tirano por las pasiones de la parte más baja del alma, dando lugar al dominio de la crueldad y de la brutalidad.
 En el Político nos ofrecerá otra clasificación de las formas de gobierno, según el criterio de la buena ordenación del gobierno, es decir, del respeto de las leyes. El gobierno puede estar en manos de uno, de varios, o de muchos. Si respetan las leyes la monarquía es el mejor, seguido de la oligarquía y, en último lugar, de la democracia, por lo que la democracia es catalogada como la peor forma de los gobiernos que tienen ley; pero si no se respetan las leyes entonces la jerarquía se invierte, siendo mejor la democracia, peor la oligarquía y, en último lugar, la tiranía.En Las Leyes se amplían algunos de los aspectos tratados en la República, respecto a la educación, el análisis y las funciones de la guerra, el endurecimiento de las leyes, etc., en una dirección en la que predomina el pesimismo acerca de la posibilidad de implantar la ciudad ideal de la República y en la que Platón tienden hacia consideraciones prácticas, a veces difícilmente conciliables con la vida real, en el intento de construir una sociedad perfecta aislada del tiempo y del espacio y de todo posible devenir.
En conclusión
Los principios fundamentales de la filosofía platónica son: que el fin supremo de la existencia es la virtud, que la virtud es sinónimo de conocimiento, y que el intelecto, órgano del conocimiento, es el factor dominante en el hombre. Platón aplicó tales principios en sus tres diálogos políticos: "La República", "El Político" y "Las Leyes".

Tomado del  los siguientes Blog
http://hombresociedadcienciaytecnologia.blogspot.com/2009/05/unidad-2-corrientes-filosoficas_2817.html

http://hombre-sociedad-ciencia-y-tecnologia.blogspot.com/2010/11/unidad-ii-corrientes-filosoficas.html

http://hombreysociedadyaracuy.blogspot.com/2010/12/corrientes-filosoficas-sociales.html

http://hombresociedadcienciatecnosalavirtual.blogspot.com/2010/05/unidad-ii-corrientes-filosoficas.html
http://hombreysociedadsh.blogspot.com/2009/05/semana-6-corrientes-filosoficas.html